viernes, 4 de octubre de 2013

Piensos que vuelven

Cuando regresé del voluntariado, se me hacía mucho dinero si algo de frutas o verdura, o alguna otra cosa sencilla, costara más de 30 pesos. Me dolía el codo pagarle al moto taxi 15 pesos para que me llevara del centro de Zanatapec al CECACI. Se me hacía algo milagroso comprar 3 panes de tía Chabe por 5 pesos.

Pasaron los meses, los salarios se acumulaban y se me hizo fácil engancharme a pagar una mensualidad de celular de casi mil pesos; meterme a clases de pilates y cada mes pagar 1,030 pesos. Ir a cenar y gastarme casi 400 pesos de una sentada.

Ahora vuelvo a ese sentir de dolerme el codo comparme un durazno a 18 pesos, porque el kilo está en 50. Decidir si mejor me voy a pie o gastar los 6 pesos de metrobús de ida y otro 6 de vuelta.

Chale.


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